sábado, 19 de noviembre de 2011

Un deseo fugaz

Marina, una niña muy infeliz, que reciente mente se le había muerto la madre; un día oyó hablar a sus compañeras de clase, que la noche pasada hubo una lluvia de estrellas, y el deseo que había pedido una de las compañeras de clase se había hecho realidad.
Esa noche, Marina con la ilusión de que hubiera otra vez una lluvia de estrellas, fue a la cima de la montaña más alta de su pueblo, y se quedó toda la noche contemplando el cielo, con esa esperanza en el corazón.
Ya eran las nueve de la madrugada, y no había visto ninguna estrella fugaz, así que desilusionada se giró para volver a casa. "Un último vistazo" se dijo a sí misma, y con los ojos empañados con lágrimas preparadas a salir con la desilusión miró al cielo, y aunque sus ojos estuviesen empañados pudo distinguir claramente de las otras estrellas, una pequeña y plateada estrella fugaz. Ella con las lágrimas desbordándose por los ojos, y poniéndose de puntillas para sentirse más cerca de la estrella; se puso las manos al pecho y las apretó fuertemente. Las piernas le temblaban y con una voz clara y firme, gritó hacia la estrella fugaz, el deseo más grande que tenía, volver a ver una vez mas a su madre. Entonces, bajó la cabeza y continuó su camino regreso a casa.
Entre los árboles que componían el bosque de la montaña, bajaba Marina con paso lento, como si esperara que alguien la atrapase. Fue entonces, cuando una brisa gélida envolvió el lugar, ella de pronto extrañó aún más a su madre, "si mamá estuviera aquí con migo, me abrazaría para no sentir frío" eran sus pensamientos. Un extraño cálido la envolvió por detrás, aunque aún sentía esa fría brisa en la cara. Entonces se puso a llorar, se dio cuenta que el espíritu de su madre, le daba un último adiós.

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